Remesas
Las remesas, por las que se entiende, normalmente, el dinero o los artículos que los migrantes envían a sus familiares y amigos en los países de origen, suelen ser el vínculo más directo y mejor conocido entre la migración y el desarrollo. Las remesas superan la asistencia para el desarrollo oficial, pero son fondos privados. Las estimaciones mundiales de las transferencias financieras de los migrantes incluyen transacciones que van más allá de lo que comúnmente se considera una remesa, debido a que la definición estadística utilizada para la recopilación de datos sobre las remesas es más amplia (véase FMI, 2009). Además, estas estimaciones no incluyen las transferencias informales. Las remesas pueden ser también de carácter social, como en el caso de las ideas, los comportamientos, las identidades, el capital social y los conocimientos que los migrantes adquieren durante su residencia en otra parte del país o en el extranjero y que pueden transferir a sus comunidades de origen (Levitt, 1998: 927).
Definición
Por remesas se entiende normalmente las transferencias financieras o en especie hechas por los migrantes a sus amigos y parientes de las comunidades de origen. Sin embargo, la definición estadística de las remesas internacionales refleja esta idea parcialmente.
El Fondo Monetario Internacional, el principal proveedor de estadísticas sobre las remesas internacionales, que se basa en los datos de los bancos centrales, define las remesas como la suma de dos componentes en su Manual de Balanza de Pagos y Posición de Inversión Internacional:
1) La “remuneración de empleados”, que se refiere al ingreso percibido por los trabajadores migrantes temporales en el país de destino, y por los trabajadores empleados en embajadas, organizaciones internacionales y empresas extranjeras (es decir, “el ingreso de trabajadores fronterizos, de temporada y otros empleados temporales que están empleados en una economía de la cual no son residentes, y de residentes empleados por entidades no residentes” (FMI, 2009: 293). Es importante destacar que esta definición incluye la totalidad del ingreso de los trabajadores migrantes temporales, aunque ese ingreso posiblemente nunca se transfiera (por lo menos, no en su totalidad) al país de origen, ya que los migrantes tienen que sufragar sus propios gastos. Además, los sueldos del personal contratado por empleadores extranjeros (como las embajadas o las empresas transnacionales) también cuentan como remesas, ya que estos funcionarios públicos, diplomáticos, militares y otros empleados son considerados residentes en el país de origen (FMI, 2009), aun cuando, en su mayoría, no sean realmente migrantes ni trasfieran ese dinero a ningún otro país.
2) Las “transferencias personales”, que son todas las transferencias en efectivo y en especie efectuadas o recibidas por los residentes (ya sea migrantes o no) en beneficio o de parte de personas de otros países (“todas las transferencias corrientes entre personas residentes y no residentes” (FMI, 2009: 294).
También cuentan como remesas los envíos efectuados dentro de un país, no solo los envíos al extranjero. Esas se llaman remesas internas. Además, no todas las remesas consisten en dinero o artículos. Las remesas sociales se definen como “las ideas, los comportamientos, las identidades y el capital social que fluyen desde las comunidades del país receptor hacia las del país de origen” (Levitt, 1998: 927). Las remesas sociales comprenden ideas innovadoras, redes transnacionales valiosas, conocimientos, valores políticos, reformas de política y nuevas competencias tecnológicas.
Tendencias clave
Consulte nuestra página temática sobre la COVID-19 y los datos sobre la migración para obtener más datos sobre el impacto de la COVID-19 en las remesas.
Durante la pandemia de COVID-19, y a pesar de las previsiones en contra, las remesas demostraron ser resistentes. Desde 2016, las remesas han sido la mayor fuente de flujos de financiación externa para los países de renta baja y media (PRM), aparte de China (Ratha et al., 2022). Aunque las remesas son fondos privados y, por tanto, no pueden sustituir al gasto público, el volumen de las remesas a los PRM ha sido aproximadamente tres veces superior al de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) durante más de una década (ibíd.).
En 2022, se espera que los flujos de remesas hacia los PBMI aumenten un 4,2% para alcanzar los 630.000 millones de dólares, pero es probable que existan diferencias regionales (ibíd.). Por ejemplo, se espera que las remesas a Ucrania, que es el mayor receptor de Europa y Asia Central, aumenten en más del 20% en 2022, pero es probable que los flujos de remesas a muchos países de Asia Central que reciben remesas de los migrantes en Rusia disminuyan drásticamente (ibíd.). El aumento previsto para 2022 sigue a un crecimiento del 8,6% registrado durante 2021, cuando los flujos de remesas alcanzaron los 605.000 millones de dólares, superando las estimaciones anteriores (ibíd.). Al igual que en 2020, uno de los principales motores del crecimiento de las remesas en 2021 fue el deseo de los emigrantes de ayudar a sus familias enviando dinero a casa y recurriendo a los ahorros (ibíd.). Otros factores adicionales son la recuperación de las grandes economías que son importantes fuentes de remesas, como Estados Unidos y Europa, que aplicaron medidas fiscales, monetarias y de liquidez expansivas relacionadas con la pandemia (ibíd.). Sin embargo, es poco probable que este crecimiento pueda mantenerse en 2022 debido a razones como el rápido crecimiento de la inflación, la inestabilidad del mercado financiero y el impacto que tendrá la invasión rusa de Ucrania en la economía mundial (ibíd.).
En 2021, los cinco principales países receptores de entradas de remesas en dólares estadounidenses corrientes fueron India (89.000 millones), México (54.000 millones), China (53.000 millones), Filipinas (37.000 millones) y Egipto (32.000 millones) (ibíd.). India ha sido el mayor receptor de remesas desde 2008. En cambio, en términos de remesas como porcentaje del producto interior bruto, los cinco principales receptores en 2021 eran economías más pequeñas: Líbano (54%), Tonga (44%), Tayikistán (34%), República Kirguisa (33%) y Samoa (32%) (ibíd.).
Según los datos disponibles, los cinco principales países de origen de los flujos de remesas en dólares estadounidenses corrientes en 2021 fueron Estados Unidos (74.600 millones), Arabia Saudí (40.700 millones), China (22.900 millones), la Federación Rusa (16.800 millones) y Luxemburgo (15.600 millones) (ibíd.).
En comparación con 2020, las entradas de remesas por región en 2021 aumentaron en América Latina y el Caribe (25,3%), Asia Meridional (6,9%),Oriente Medio y Norte de África (7,6%), África Subsahariana (14,1%) y Europa y Asia Central (7,8%), Aunque los flujos de remesas a Asia Oriental y el Pacífico disminuyeron (3,3%), las remesas a la región aumentaron un 2,5% cuando no se incluye a China en los datos (ibíd.).
En el cuarto trimestre de 2021, el coste medio del envío de 200 dólares a los países de ingresos bajos y medios siguió siendo alto, un 6%, muy por encima de la meta del 3% del Objetivo de Desarrollo Sostenible 10.c.1 (ibíd.). El África subsahariana siguió teniendo el coste medio de las remesas más elevado, en torno al 7,8%; el sur de Asia tuvo el coste medio de las remesas más bajo, con un 4,3%. Los costes medios de las remesas para el resto de las regiones fueron: Europa y Asia Central (61%); Asia Oriental y Pacífico (5,9%); Oriente Medio y Norte de África (6,4%); y América Latina y el Caribe (5,6%) (ibíd.).
Fuentes de datos
El Banco Mundial proporciona estimaciones anuales de las corrientes de remesas a nivel mundial (y en forma bilateral), que se basan en las estadísticas de las balanzas de pagos nacionales elaboradas por los bancos centrales y compiladas por el FMI (véanse las definiciones de los dos principales componentes de las remesas arriba descritos, que dan ejemplos de lo que está incluido y lo que no [Plaza y Ratha, 2017: 65 a 78]). Los datos abarcan las entradas y las salidas de remesas en los países. Las remesas de salida ocupan un lugar menos central en los debates sobre la migración y el desarrollo, pero pueden ser una indicación de la presencia de importantes poblaciones de inmigrantes en un país, especialmente si superan las entradas de remesas.
La base de las estimaciones de las remesas bilaterales son los datos ponderados de la población de migrantes, el ingreso ponderado de los migrantes sobre la base del ingreso per cápita en el país de destino, y el ingreso ponderado en el país de origen del migrante (Ratha y Shaw, 2007: 43).
El Banco Mundial elabora también estimaciones de los costos de transacción de las remesas con frecuencia trimestral. Estos son los “costos de transacción promedio del envío de remesas a un país determinado” y se calculan como “el promedio simple del costo total de transacción, en porcentaje, del envío de 200 dólares EE.UU. cobrado por cada uno de los proveedores de servicios de transferencia de fondos incluidos en la base de datos Remittance Prices Worldwide (RPW) para los envíos a un determinado país”. Los investigadores del Banco Mundial derivan estas estimaciones ya sea realizando las transacciones ellos mismos para obtener los precios, o averiguando los costos de transferencia en una serie de bancos y operadores de transferencias de fondos (Alvarez et al., 2015: 45; OIM, 2017).
En colaboración con los países en los que las remesas suponen un salvavidas financiero, la KNOMAD del Banco Mundial lanzó en abril de 2022 el Grupo de Trabajo Internacional para mejorar los datos sobre los flujos de remesas. Según la KNOMAD, la mejora de los datos sobre las remesas apoyará directamente los indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible sobre la reducción de los costes de las remesas y el aumento del volumen de las mismas, así como el primer objetivo del Pacto Mundial sobre Migración de mejorar los datos (ibid.)
Desde 2007, la Facilidad de Financiación de Servicios de Transferencia de Remesas (FFR) del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) publica datos y estadísticas sobre las remesas en su serie de informes “Enviando dinero a casa”, que se basa en información procedente de los bancos centrales, el FMI, y la base de datos RPW del Banco Mundial, entre otros. Los informes examinan los aspectos fundamentales que afectan a las remesas desde una perspectiva mundial y regional y ofrecen indicadores comparativos para medir la importancia de las remesas en las regiones y subregiones. El informe más reciente (2017) contiene datos y análisis de las remesas y de las tendencias migratorias en los países en desarrollo en el último decenio y examina las posibles contribuciones de las remesas a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En 2018, la Facilidad de Financiación de Servicios de Transferencia de Remesas del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola puso en marcha RemitSCOPE, una herramienta en línea que proporciona datos y análisis del mercado de las remesas a nivel regional, subregional y de los países. Su finalidad es analizar los rápidos cambios en las realidades del mercado del sector de las remesas con miras a aunar los objetivos de las familias que envían y reciben remesas, como clientes, con las estrategias de los proveedores de servicios del sector privado. RemitSCOPE contiene perfiles del mercado de 50 países o zonas de la región de Asia y el Pacífico, pero gradualmente se irán incluyendo nuevas regiones del mundo.
Puntos fuertes & limitaciones de los datos
Las estimaciones del Banco Mundial se utilizan para ofrecer un conjunto de datos que abarca la mayoría de los países del mundo. Esto permite a los usuarios entender las tendencias y la magnitud de las transferencias, comparándolas con otros flujos, como la asistencia oficial para el desarrollo (AOD). Sin embargo, las estimaciones distan mucho de ser exactas, debido a las dificultades metodológicas que se exponen a continuación (Alvarez et al., 2015; Banco Mundial, 2016; Plaza y Ratha, 2017).
Tal como la define el FMI, la partida “remuneración de empleados” de la balanza de pagos puede sobrestimar considerablemente las remesas de los migrantes si el país tiene una presencia importante de organismos de las Naciones Unidas y/o embajadas, y acoge fábricas de empresas transnacionales que emplean a un gran número de trabajadores. Estos empleados cuentan como “no residentes” o migrantes en el país, y todos sus sueldos se registran como remesas. Por lo tanto, no es posible determinar si las cifras del FMI y el Banco Mundial para esos países son exactas o están considerablemente abultadas por haberse incluido también los sueldos del personal de embajadas, organismos de las Naciones Unidas y empresas extranjeras (Alvarez et al., 2015).
Estadísticamente, los migrantes que residen en un país por 12 meses o más no pueden distinguirse de los demás residentes que no son migrantes, porque estas estadísticas se basan en la residencia y no en la situación migratoria (Alvarez et al., 2015: 43). En el segundo componente de las remesas —las “transferencias personales”— el FMI se basa en que la transferencia se haga al extranjero, sin tener en cuenta la situación relativa a la residencia, la nacionalidad o el país de nacimiento de la persona, ya que a menudo no se dispone de esta información. Así pues, el remitente o el destinatario de la transferencia de dinero puede ser no solo un migrante, sino también un ciudadano que tiene vínculos con otro país, por ejemplo. De esta manera, las remesas pueden quedar combinadas con sumas mayores de dinero enviadas por inversores privados o por miembros de la diáspora para inversiones empresariales, compras de propiedades u otras transacciones financieras. Esto genera probablemente una sobreestimación de las transferencias.
Al comparar las estimaciones de las remesas a lo largo del tiempo, es importante observar que el crecimiento a nivel mundial documentado en los últimos años podría deberse, en realidad, a cambios en la forma en la que se miden las remesas, y no a un incremento efectivo de esas corrientes financieras (Ratha, 2003; Banco Mundial, 2006; Clemens y Mackenzie, 2014). Cerca del 80% del aumento de las remesas registrado en el período 1990-2010 podría explicarse por cambios en las mediciones, y solo una quinta parte refleja cambios relacionados con el mayor número de migrantes internacionales y los ingresos que pueden estar percibiendo en los países de destino. Además, el reporte de las transacciones de remesas ha mejorado, y los migrantes han venido utilizando cada vez más los métodos de pago oficiales, al reducirse los canales informales como resultado de las medidas de lucha contra el lavado de dinero (ibid.).
También es importante tener presente que las estimaciones del FMI y el Banco Mundial se centran en las remesas transferidas por los cauces oficiales, como los bancos. No todos los países incluyen todas las pequeñas transacciones de los migrantes realizadas por conducto de operadores de transferencia de fondos (como Western Union), oficinas de correos o empresas de transferencia de dinero por telefonía móvil (como M-Pesa en Kenya), o las transferencias informales (como las efectuadas a través de amigos, parientes o empresas de transporte que regresan a sus comunidades de origen), ya que esto depende de las fuentes de datos que utilizan los diferentes bancos centrales. Como estas transferencias que no se incluyen sistemáticamente en las balanzas de pagos pueden alcanzar un volumen importante, especialmente en los corredores Sur-Sur, las cifras oficiales pueden subestimar el fenómeno en hasta el 50% (Irving et al., 2010; Banco Mundial, 2011). Debido a que en gran parte desconocen el alcance de estas transferencias informales, algunos países, en particular de África Subsahariana, no comunican las cifras de las remesas al FMI en su balanza de pagos. Los datos sobre las remesas varían también de un país a otro debido a las diferencias en la disponibilidad de datos y en los marcos legislativos y de política, el uso de la ciudadanía en lugar de la situación relativa a la residencia en la definición, y la simplificación del procesamiento de los datos (Irving et al., 2010; Banco Mundial, 2011; Plaza y Ratha, 2017).
Ahora bien, el grado en que las estimaciones son demasiado altas o demasiado bajas se desconoce y es difícil de calcular (OIM, 2017). Encuestas específicas y representativas sobre la migración y las remesas pueden proporcionar más detalles e información fidedigna a nivel nacional o local (Banco Mundial, 2011). Esto incluye también las transferencias de productos, como bienes de consumo, que no están incluidas en los registros oficiales pero que pueden ser importantes, especialmente en el contexto de las transacciones Sur-Sur (Melde y Schicklinski, 2011).
Las estimaciones bilaterales de las remesas pueden estar sujetas a las limitaciones de los datos sobre las poblaciones de migrantes que se describen aquí. El cálculo se basa en el ingreso nacional bruto (INB) per cápita en el país de origen del migrante y, por lo tanto, no es posible que el INB sea más alto en esos países, porque lo supuesto es que los migrantes se trasladan a países de ingresos más altos. El Banco Mundial reconoce también que hay problemas con la atribución de las transferencias a países específicos, especialmente cuando la transacción pasa por un banco internacional (Ratha y Shaw, 2007). Por consiguiente, es importante subrayar que estas son estimaciones calculadas, y no cifras exactas (Alvarez et al., 2015).
La puesta a prueba de los cauces existentes para las remesas mediante transferencias ficticias de dinero por los analistas del Banco Mundial también tiene limitaciones importantes. Solo se controlan así unos cuantos corredores. Las diferencias en los costos de transacción según la cantidad enviada, en la que es probable que los costos de envío de cantidades mayores sean más bajos, distorsionan la representatividad de los datos pertinentes. Los costos pueden también cambiar rápidamente, lo que significa que los costos de transacción comunicados quedan obsoletos en poco tiempo (Alvarez et al., 2015; OIM, 2017). No obstante, las estimaciones de los costos de transacción pueden ayudar a seguir de cerca los progresos en la consecución de la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que pide la reducción de los costos de envío al 3% de la cantidad remitida.